Los pronósticos matutinos de mi gata
jamás se equivocan:
hoy soy una tonta y mañana un tanto más
una tonta –tal vez agraciada-
que no aprendió a jugar al escondite inglés
mas sí a masoquearse con la luna y el vino
ya no poseo máquina de escribir
y desde hace un tiempo
comparto lluvias con otros tontos
que apenas saben mi nombre
mas se ríen tanto de mis gracias
como de mis desgracias
al igual que Kerouac
bebo vino en soledad
y tiemblo cuando pienso
que los astronautas muertos
viajan hacia una luna muerta
sin vino
No hay comentarios:
Publicar un comentario