no sé si después de tanta fidelidad
bien podría descontarme amantes de la espalda
-y aunque no puedo decir que me he vuelto
muy moral-
después de haber sido tan
playito
me siento como la nena que toda madre desearía:
tan linda y tan decente
y aunque el inventario de bocas
casi supera la mitad de mi vida
y el de manos entreteniéndose con mi entrepierna
podría matar a mi viejo de un infarto
me siento como la nena que va a misa los domingos
y las doñas felicitan a su madre por tener a una hija
tan linda y tan decente
sólo que la decencia me queda pequeñita
casi igual que la dignidad
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