Me gusta esta vida sin vos:
inviernos sin olor a tabaco de mascar;
los veranos tienen propósitos
y hasta vacaciones
Y aunque fuiste el amor de mi vida
por más tiempo de lo necesario
(seis putos años, precisamente)
y echo de menos salir a bailar
(mi gringo lo intenta, dios lo bendiga),
estos últimos doce lejos de vos
han valido la pena,
incluyendo el tiempo de vino
y cerveza barata;
agregando alcoholismo, gastroenteritis
e hígado agrandado en mi cuadro médico,
inicio de programa intensivo de rehabilitación,
reuniones AA en la agenda, obsesión por el latte
(que recientemente pude eliminar)
y mi actual dependencia al café negro.
Conocí al ser más romántico de mi historia.
¡Qué bonita es la reciprocidad!
Hablar de futuro en plural
aunque a veces me asusta
que me amen más de lo que merezco
Aprendí a comer sushi con palillos
(seguramente no te gusta);
nadie me llama hippie o portorra
por tener tatuajes
(la mayoría en la espalda,
que ahí mi viejo no los ve);
no necesito depilarme;
volví a ir a Canadá y esta vez sin resaca;
escalé el volcán más alto de Nicaragua;
fui a España el verano pasado;
iré a Brasil a principios de agosto,
escalaré Pedra da Gávea,
y veré el amanecer desde Morro Dois Irmãos
Hiciste bien en mandarme a la chingada.
Tarde o temprano,
seguramente me hubiese hartado
de tanto conformismo y limitaciones
resolver tu mal humor por la falta de dinero,
quererte más a vos que a mí.
En realidad, mi intención nunca fue
empaparme el alma con vos
para toda la vida.